Era un viernes soleado de abril de 2021. Parecía un día normal, pero no lo fue. Aquella mañana, cuando me levanté, mi día empezó cruzando Madrid de punta a punta para tomar un tren que me llevase a casa, a Palma del Río, a mi pueblo. Tenía una cita con Sol de julio y sus lectores.
Sabía que me reencontraría con mis amigos, amigas, compañeros de distintas etapas de mi vida, familia, lectores, pero jamás imaginé que seríais tantos los que ibais a querer acompañarme y hasta qué punto podía llegar a descolocarme eso. Y ahora solo puedo daros las gracias.