Hace pocos meses que me he mudado y en mi nueva ciudad todo es distinto a lo que yo conocía. Y en mi barrio. Y en el bloque donde vivo. Me he fijado en muchos detalles del nuevo barrio, de sus calles, tiendas, y de la gente que aquí vive. Y esto me ha hecho pensar en la tendencia a unificar que tenemos los humanos. Y me explicaré.
En mi barrio antiguo, en mi antigua ciudad, en general parecía que la gente no prestaba mucha atención a la ropa, a lo que llevaban, a cómo iban por la calle. O esa era mi impresión. En mi barrio nuevo en mi nueva ciudad es todo lo contrario. Parece que mayores, adultos, jóvenes y niños se hubieran puesto de acuerdo para elegir y comprar la ropa. Todos muestran una uniformidad llamativa que se me hace extraña y que no logro entender bien.
Los tonos que predominan son los colores tierra, las formas clásicas, la tendencia es elegante, hasta cuando bajo al supermercado observo esto, y me parece de lo más curioso.
Al pensarlo bien, me di cuenta de que en mi antiguo barrio en realidad sucedía lo mismo, pero con un cierto aire de descuido pensado en la ropa, una naturalidad meditada hacia los colores vivos y muchas muchas prendas deportivas a cualquier hora del día.
Y creo que la razón de esto podría encontrarse (además de por cómo somos las personas y cuánto necesitamos sentirnos parte del grupo) en que tal vez la gente no investiga, no busca tiendas distintas a las que nos rodean, ni deciden buscarlas, como por ejemplo www.condor.es
Imagino que si todos fuéramos más allá, buscando algo distinto, como, qué se yo, algo original como ranitas de bebé para niño, tal vez decidiéramos que por llevar un atuendo diferente al de los demás se rompería esta uniformidad y que esto tiene su gracia. Pero la realidad es que no lo sé, no llego a tenerlo claro.
¿Será por comodidad? Una de mis vecinos le decía a otro en el ascensor, el otro día, que si él tuviera que ir al centro para ir a una tienda se moría. Morirse, decía. Literalmente. Curiosidad: estamos a 15 minutos andando del centro. Pero todos sabemos que las distancias son relativas y que depende de dónde vivas, dónde has vivido y qué hábitos tengas en tu día a día. ¿Prefieres ver una película bonita en casa o prefieres salir a recorrer otras zonas de la ciudad? ¿Te gusta más explorar el centro o adoras la comodidad de tu barrio, ya conocido por ti, ese que no te traerá ninguna sorpresa? Todo está bien, claro que sí.
Por mi parte, si se me permite elegir, prefiero alejarme de vez en cuando de la zona en la que vivo, consciente de que siempre habrá algo nuevo por descubrir, ya sea una tienda de ropa, un restaurante bonito, un nuevo paseo a la orilla del río o una zona llena de árboles y plantas para disfrutar de la naturaleza. No sé si me sale lo de unificarme con el entorno, así que me pregunto si todo me irá bien en mi nueva ciudad o si, por el contrario, se me verá desde fuera como una persona un poco inadaptada, con tendencia a la rebeldía.
En cualquier caso, si se trata de elegir, voto por la rebeldía.