Se acerca el final del año, y una de las costumbres japonesas que me llaman la atención y me gusta adoptar es la del Osoji. Cada año, cuando se acerca fin de año, los japoneses tienen como tradición realizar una limpieza a fondo de sus casas. A esto se le conoce como ōsōji (大掃除) o «gran limpieza».

Como todo lo relacionado con Japón no se trata de limpiar por limpiar y dejar la casa limpísima (que también), hay un componente espiritual, una especie de metáfora, simbolismo budista con toques sintoístas: limpiar la casa de forma real es una forma de limpiar el alma y la vida de los que viven en ella. Y así el nuevo año se empieza desde cero, desde la limpieza y la purificación física y del espíritu.

El Osoji no se realiza solo en las casas, también es costumbre que se realice en colegios, oficinas y en tiendas, desde los locales más pequeños hasta los más grandes. En los escuelas y centros de estudio en realidad cada día son los propios estudiantes los que realizan la limpieza; sí, tienen personal cualificado de limpieza en las escuelas, pero los alumnos realizan esta limpieza cada día, y el Osoji cada año, para que entiedan la importancia de limpiar lo que está sucio, de cuidar lo que se va a usar entre todos y conservarlo.

La limpieza del Osoji es una limpieza a lo grande, y en ella han de incluirse zonas de la casa que en el día a día y en las limpiezas semanales se dejan de lado. Y para cerrar el ciclo, el Osoji también incluye realizar cosas como saldar deudas, pagar alguna factura pendiente y realizar todo aquello que ha quedado pendiente a lo largo del año antes de que este finalice.

Así que si tú también sientes la necesidad de empezar al año nuevo de una forma limpia, en cuerpo y alma, ya sabes, únete a la tradición japonesa para sentir que tu hogar y tu alma están listos para la llegada del nuevo año.