Está muy de moda últimamente hablar de hygge, el término que utilizan los daneses para momentos muy parecidos a la felicidad. No es que hygge signifique felicidad, es un poco más complejo, pero sí se puede identificar con buenos momentos puntuales, lo que casi lo hace más real que el hecho de pensar en una felicidad global ideal, imposible por tanto.
Los propios daneses aseguran que definir hygge es un poco difícil, pero si intentamos hacerlo podemos decir que hygge (se pronuncia algo así como «huu-gue») es un mix entre sentirse bien, sentir que estamos en un sitio acogedor, tener bienestar, estar en una situación en la que te sientes relajado, haciendo lo que quieres y es algo que está en las pequeñas cosas, cosas que sabemos que nos hacen sentir un poco mejor y que debemos poner en nuestra vida justo por eso, porque las identificamos y podemos tenerlas.
Todo esto, claro, hablando de nosotros que estamos en el primer mundo y partimos de tener las necesidades básicas cubiertas. Esta es una parte fundamental.
Para buscar el hygge en nuestras vidas podemos hacer unas cuantas cosas muy sencillas, y así introducir esta especie de filosofía danesa, que por algo los daneses siempre salen en el estudio anual de la ONU como la gente del país más feliz del mundo. A ver si se nos pega algo.
1.- Busca y disfruta el momento.
No hay que preparase mucho para disfrutar del hygge, el concepto más bien implica dedicar un tiempo diario a hacer lo que nos haga sentir bien con la gente que nos rodea o con nosotros mismos. No todo es trabajar y hacer las tareas debidas, hay que dedicar un poco de tiempo a cuidarse, mimarse y relajarse sin que las obligaciones aparezcan en nuestra mente en esos momentos. Se hace con pequeñas cosas. Al principio no parece fácil esa desconexión y búsqueda de detalles, pero con el paso del tiempo y el esfuerzo se puede conseguir.
2.- Cuida el ambiente.
Hay que intentar crear un ambiente propicio. Un momento hygge puede ser desde sentarte a ver tu serie favorita con unas velas bonitas y que huelan bien, hasta leer un libro en un ambiente cuidado para estar cómodo, o incluso puede ser disfrutar lo máximo que puedas cuando te toca comer solo. Siguiendo ese ejemplo, es posible que esa comida sea especial siendo disfrutada solo por ti, así que elige un mantel que te guste, pon la mesa con mimo y practica un poco la consciencia plena mietras comes. Disfruta de algunos momentos de forma consciente.
3.- Encuentra la comodidad.
Tú sabes mejor que nadie lo que necesitas para estar cómodo. Busca esa comodidad en momentos concretos en los que buscas potenciar tu hygge, no hagas las cosas rápido y de cualquier forma, piensa un poco en que cada momento que vives es precioso porque es único y no se va a volver a repetir, aunque sea tu momento de tomar un café para una pausa en los quehaceres. Rodéate de cosas que te gusten, busca detalles, esfuérzate un poco en cuidar algunos rincones y hazlos especiales.
4.- Dilo en voz alta.
A lo mejor te parece un poco rebuscado decir que estás haciendo algo muy «hyggelig», pero eso no es lo importante, dilo como quieras, pero verbalízalo si puedes, si estás con alguien, o cuéntaselo después a alguien. Muchas veces poner palabras a las cosas nos hace más conscientes de ello, así que inténtalo.