Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de viajar a Venecia. Un viaje que teníamos pendiente hace mucho tiempo, pero que por unas cosas u otras, íbamos postergando y así acumulando ganas. Estuvimos 4 días y 3 noches, y tuvimos tiempo de sobra para ver todo lo que queríamos ver, lo que nos interesaba o apetecía conocer.
Alucinante.Después de investigar, elegimos el Hotel Continental Venice, lo que fue una buena y una mala elección a la vez. Para empezar la ubicación nos interesaba mucho, ya que está a 5 minutos andando de Piazzale Roma, justo la plaza en la que el bus que venía desde el Aeropuerto nos dejaba. Así podíamos llegar, dejar maletas y verlo todo caminando, sin coger vaporetos el primer día.
Bien, pues en el Hotel Continental Venice, nada más llegar, por la mañana a buena hora, nos pusieron un montón de excusas absurdas y nos dijeron que la primera noche teníamos que desplazarnos a otro Hotel, de la misma categoría (4 estrellas) y que estaba a solo unos metros. En un primer momento no nos apetecía y nos fastidió, pero como ya había leído críticas en Booking de muchos clientes en el Continental Venice a los que les había pasado esto, sabía que no podía hacer nada. Y así tuvimos el placer de hospedarnos un día en el Hotel Bóscolo Bellini.
Así que las comparaciones son inevitables y, al final, el Hotel Bóscolo Bellini nos gustó mucho más que el Hotel Continental Venice, tanto en trato del personal, como en instalaciones e incluso en el desayuno, mucho más completo. El Continental Venice se supone que tiene la ventaja de tener terraza para desayunar con vistas al canal, pero en marzo no estaba abierta al público.
Las habitaciones del Bóscolo Bellini además mucho mejores que las del Continental Venice. Así que, menos mal que nos cambiaron aunque fuera para una de las tres noches.
Ahora os contaré los 5 lugares imprescincibles para mí en una visita a Venecia.
1- Cannaregio y el barrio judío.
A un paseo del hotel estaba Cannaregio, situado en el norte de venecia por encima del Gran Canal, es un distrito grande en el que en su momento vivieron personajes ilustres como Marco Polo, Tiziano o Tintoretto.
Allí paseamos por las calles y canales con calma, viendo los primeros canales pequeños y, nos paramos a comer justo al lado del gran canal en una pequeña Pizzería-Restaurante, en la Pizzeria Restaurante Alfaro. Nos encantó la lasaña y compartir un plato de pasta fue bonito. Al ver al primer gondolero, con su indumentaria, nos sentimos dentro de una película.
Dentro de Cannaregio está el antiguo Barrio Judío, y también lo recorrimos, estuvimos casi solos en esas calles estrechas y sinuosas.
2- Plaza de San Marcos (the Piazza), Basílica de San Marcos y Palacio Ducal.
Por muchas fotos que hayas visto o mucho que te hayan contado no podrás imaginar la impresión que da salir de una de las estrechas calles que conducen a la Plaza y encontrarla en todo su esplendor. No pude evitar quedarme literalmente con la boca abierta al ver la magnitud de los edificios, la amplitud de la plaza y el caos reinante entre turistas, viajeros, guías turísticos y paseantes varios.
Nos sentamos justo enfrente de la Basílica de San Marcos, en una de las plataformas que hay preparadas para las inundaciones que esos días estaban apiladas, y pasamos mucho rato disfrutando de la grandiosidad del edificio. Así lo veíamos.
Aquí podéis ver la Plaza de San Marcos a tiempo real desde una cámara, por si os da curiosidad.
Caminamos por toda la plaza, sin sentarnos en los carísimos cafés de la Plaza con músicos en directo, eso sí. Luego salimos a ver los alrededores junto al canal y nos enamoramos de Venecia.
La Básilica la visitamos un día por la mañana, tiene entrada libre pero os recomiendo mucho subir al museo solo por lo que significa para salir a la terraza y ver la plaza desde arriba, cuesta 5€ (2016). Espectacular.
A ver el Palacio Ducal fuimos un día bien tempranito, teníamos entrada comprada por internet para hacer el recorrido del «Itinerario secreto», una visita guiada (inglés, italiano o francés) que hicimos en inglés y nos descubrieron rincones secretos del Palacio a los que no accede todo el mundo en la visita ordinaria.
Estuvimos en las celdas en las que tuvieron al mismísimo Casanova, y fue de lo más divertido-oscuro.
En la visita al Palacio Ducal puedes cruzar el famosísimo Puente de los Suspiros. En general parece muy romántico hasta que sabes que se llama así porque los condenados lo cruzaban camino de las celdas del palacio y suspiraban al ser la última vez que verían la luz natural en mucho tiempo.
Esta es la vista del Puente de los suspiros del Palacio Ducal desde fuera.
3 – Visita a las islas de Burano y Murano.
No añado una visita a la tercera isla, Torcello, porque es de lo más decepcionante y para mí fue una pérdida de tiempo. Es minúscula y no hay prácticamente nada que ver, solo dos iglesias que tampoco nos impresionaron en absoluto.
Murano:
Preciosa islita en la que es habitual comprar alguna pieza/joya de cristal de Murano. Difícil saber cuando alguna pieza es verdadera o made in china (en serio), pero lo importante es llevarte el recuerdo.
Se llega en Vaporetto y nos gustó mucho pasear, ver las tiendas de cristal de murano, pasear por sus calles y comprobar lo tranquila que es la isla, esto dependerá de la hora a la que decidas ir, ya que también puede estar abarrotada de turistas. Nosotros fuimos bien temprano y la afluencia turística era soportable. Además, fíjate bien porque no tienes que ir al Museo para ver cómo soplan vidrio, en algunas tiendas de la calle principal hay artesanos soplando vidrio y podrás verlo.
Burano:
Burano es la islita famosa por sus casas de colores. Dice la leyenda que las casas están así pintadas para que, antiguamente, los marineros llegaran a su casa y no la confundieran con la de al lado.
Sea por lo que sea es un lugar encantador en el que no puedes parar de hacer fotos, en mi caso, tampoco podía parar de repetir «¡qué bonito!», así que si tienes que elegir solo una de las islas, elige Burano.
Aquí comimos en Ai Cesendeli, una Ostería pequeñita junto al canal, con terraza. Nos encantó ese momento de relax junto al canal y estuvimos muy cómodos, el personal es de lo más atento y la comida muy rica.
Os recomiendo mucho el vino de la casa de Ai Cesendeli, a mí me encantó (no soy experta en vinos, pero igualmente os lo recomiendo).
4- Campo de Santa Margherita.
Este fue un paseo de los que más nos gustó de Venecia. No es el típico lugar abarrotado de turistas, muchas veces estuvimos solos por las calles y canales y eso es precioso en una ciudad como esta.
Callejeando hacia el sur, en dirección al distrito de Dorsoduro se llega hasta el Campo de Santa Margherita, una plaza muy animada llena de universitarios, ya que la Universidad está por aquí. Caminamos hacia el sur y acabamos en la Galería de la Academia, una enorme pinacoteca que para muchos es parada obligatoria.
Nosotros seguimos hacia el sur hasta llegar a nuestro objetivo, la Basílica de Santa María de Salute. Una preciosidad.
Estuvimos dentro un ratito y puse algunas velas, ya que es algo que me gusta hacer, en cada ciudad con un Templo o Iglesia, hacer una pequeña ofrenda, según mi familia «da buena suerte», así que no iba a perder la oportunidad.
5- Pasear en un Vaporetto al anochecer por el Gran Canal.
Cogiendo el Vaporetto línea 1 en Piazzale Roma dirección Lido recorrerás el Gran Canal tranquilamente y ver el atardecer es realmente mágico.
¿No cogí una Góndola en Venecia? No, la respuesta la tenía clara desde antes de ir, no iba a pagar 80 € por una góndola de día, más de 100€ si era atardeciendo, cuando podía ir en Vaporetto por muchísimo menos (unos 7€ por persona). Hicimos el recorrido que quisimos, bajando en San Marcos y fue perfecto.
Y para terminar este post viajero os dejo con algunas fotos que hice en tiendas de Máscaras Venecianas, todas son tan bonitas…
¡Tomo nota para cuando vaya! 🙂
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