Taipei, Taiwán. Día cero.
Hoy ha sido la primera toma de contacto con el país. Hemos volado desde Madrid haciendo escala en París, Air France. El vuelo de París a Taipei ha sdo una tortura, y ojo, en más de 12 horas solo nos han dado de comer dos veces… Al bajar del avión le decía yo a J: «¿pero qué hacemos nosotros aquí?» En fin, el vuelo matador, pero superado.
En el primer día hemos vivido como tres días en uno. Hemos visitado templos Budistas y Sintoistas, un Mausoleo (Mausoleo de Chiang Kai-shek) y dos teatros. Hemos rezado con incienso en el Templo Longshan, porque los lugareños se han encargado de enseñarnos cómo hacerlo con entusiasmo.
También hemos recorrido el Shibuya Taiwanés, que no tiene desperdicio. Como nos parecía poco para un día hemos subido la Montaña del Elefante y sus cientos de escaleras, para vez el atardecer.
La comida rica rica, en restaurantes escondidos no turísticos y en el Mercado Nocturno de Shilin paseando por la calle. La gente muy tranquila y simpática; la mitad nos mira con asombro y los ojos muy abiertos, fíjamente, y nos hacen sentirnos un poco como extraterrestres, la otra mitad nos charla con ganas, como pueden, muy amablemente. Nos sentimos muy altos aquí, por cierto… Ha hecho sol y calorcito y el Jet Lag se está portando bien.
Un país en el que la gente hace ofrendas de Cheetos, palomitas, refrescos y fruta a las divinidades es un país que sabe lo que se hace.
Mausoleo de Chiang Kai-shek
Puerta de la Gran Centralidad y la Honradez Perfecta
Templo Longshan
ofrendas Templo Longshan
Teatro Nacional
Ofrendas templo Longshan
Templo Longshan, inciensario
comiendo en Taipei
Atardecer en Taipei desde el monte Elefante
Mercado Nocturno Shiling Taipei
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