El miedo de la segunda vez

Imagina que hay algo nuevo que vas a hacer en tu vida y que, como es nuevo, te da miedo. Miedo así, con todas las letras, el de la segunda acepción de la RAE que os dejo justo aquí abajo en una captura. Bien, cuando yo iba a publicar Sol de julio, mi primera novela, tenía miedo.

¿Miedo de qué? Diréis. Había dedicado tantas horas y, sobre todo, tantas energías e ilusión en crear la historia, dejarla bonita, pulirla y dejarla volar que pensaba que, si nadie se animaba a leerla me iba a sentir muy mal. Es decir, no quería crearme expectativas altas, pero tampoco podía evitar querer que el mundo le diese cariño a la novela, a los personajes que, ya para mí, eran parte de mi vida, existían (y existen, siguen vivos).

Me enfrenté a mi miedo y, a pesar de todo, publiqué. Y quisisteis mucho a Sol de julio, y le disteis mucho amor, del bueno, y aluciné. Y todavía sigue llegándole amor y nuevos lectores. Bien, debería estar satisfecha, ¿cierto? Lo estoy. Mucho. Pero la vida es como es y una nunca sabe cuál será el siguiente paso y, ahora, de nuevo, vuelvo a sentir algo que se parece mucho al miedo. Tal vez esta vez deba llamarse… ¿incertidumbre? Creo que se parece mucho a la incertidumbre, sí. ¿Quién me iba a decir a mí que existe el miedo a la segunda vez?

Estoy con la corrección de la segunda novela y, a veces, me detengo. En serio, paro, dejo de hacerlo. Quiero ir despacio, pero no solo por hacerlo bien, que también, me detengo porque no sé si quiero terminar: ¿y si acabo y nadie la quiere? ¿Y si no hay nadie para darle amor?

Tenemos personajes nuevos, escenario nuevo, amor nuevo, situaciones duras del pasado que superar, muy duras, nuevas también, y horas y horas y horas de ilusión, cariño y pasión sobre el teclaro.

En fin, que estaba reflexionando en voz alta, bueno, escribendo. Al final, las cosas serán como tengan que ser, si sois dos personas las que os animáis a leer la nueva novela, os querré mucho, si sois veinte, también, si volvéis a ser cientos, ídem. Dicen que hay que aprender a no compararse con los demás, y es difícil, pero ¿qué hay de aprender a no compararte contigo misma cuando te ha ido bien? ¿A eso cómo se aprende? Estoy en ello.

Sea como fuere os adelanto algo sobre mi nuevo proyecto:

Tenemos un pianista virtuoso, joven. Tenemos una chica que no suele pensar mucho en las consecuencias de sus decisiones. Tenemos un escenario lleno de luz y color, pero esta vez no es la costa, esta vez nos vamos a un lugar urbano y mágico, como de película. Tenemos un personaje perruno que es la leche. Tenemos amigos nuevos, cómo no, y familia. Las madres, sobre todo, tienen mucho peso en esta nueva novela, como en la vida, claro.

Mirad qué doc hay en mi escritorio.

Tengo una compañera de trabajo música que me ha ayudado mucho a la hora de la documentación, Marta Fernández. Porque a ver, yo toco el piano, pero mi artista tiene un nivel muy por encima del que tienen el común de los mortales y quería hacerlo bien. Gracias a Marta creo que N. (pronto os diré el nombre) es, no solo un amor de hombre, es un artista de los pies a la cabeza. Gracias, Marta.

Y para crear el personaje perruno mi amiga Ana C. me ha asesorado como nadie, consultando a veces a Sergio Carranza, uno de los mejores adiestradores caninos de España.

Espero poder desvelar pronto el título. Y después enseñaros la portada y que os guste.

Mientras tanto, sigamos sin pensar en qué pasará en el futuro, peleemos con los miedos y… “ki o tsukete kudasai!” (気をつけてください!) – cuidaos mucho, por favor.

6 comentarios en “El miedo de la segunda vez

  1. Frida

    Creo que es inevitable tener miedo, pero da igual si es la segunda o la quinta vez que publicas. Cada libro es una nueva aventura. Sin embargo, tienes que tener en cuenta que ya mucha gente ha leído Sol de julio y estará esperando una nueva historia tuya.

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  2. Mari Tere

    No tengas ningún miedo. Tú eres una persona que con sólo leer lo que has comentado infundes energía y ganas de que la publiques y la pueda leer. Abrazos

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      1. José Carlos

        Azu, como dijo Rilke, convierte tu muro en un peldaño. Todos tenemos miedo pero lo que nos diferencia es cómo lo afrontamos. No lo dudes, tú eres única.

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