Tiene solo 24 años pero Emma Watson tiene muy claras las cosas. En realidad es algo que le ha pasado desde muy pequeña, con padres divorciados que la mandaban a los rodajes de Harry Potter con una tutora mientras todos los demás padres estaban allí, Emma ha ido creando su personalidad sola y nunca ha tenido miedo de clamar por lo que quiere y lo que cree que está bien.
Emma hace mucho tiempo que dejó de ser Hermione Granger, la niña de Harry Potter, y acaba de empezar una nueva faceta en su vida pública. Emma Watson ahora es la nueva embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres, la agencia de Naciones Unidas para la igualdad e independencia de las mujeres del mundo.
Su discurso para ayudar con la campaña HeForShe, campaña con el objetivo de luchar por la igualdad de género entre mujeres y hombres ha sido impactante para casi todo el mundo. Emma asegura que se siente feminista desde los 18 años y aclara que esto no significa tener «odio hacia los hombres», a ella le interesa más «la idea y la ambición detrás de la palabra».
El discurso de Emma Watson aclara que «luchar por los derechos de las mujeres se ha convertido demasiado a menudo en un sinónimo de odio contra los hombres. Si hay algo que sé con certeza es que esto tiene que parar».
Campaña HeForShe:
Emma ha creado la campaña HeForShe para impulsar el papel de los hombres en la defensa de los derechos de las mujeres y la igualdad. «HeForShe es un movimiento solidario por la igualdad de géneros que reúne a la mitad de la humanidad en apoyo al otro lado de la humanidad, por la humanidad entera». Ya son casi 20.000 las personas que se han sumado a la iniciativa.
¿Es raro que ella esté en la ONU?
Sobre el hecho de estar en la ONU Emma tiene claro que puede haber gente con reticencias… «Podréis pensar: ¿Quién es esta chica de Harry Potter? ¿Qué hace en la ONU? Yo también me lo he estado preguntando a mí misma. Todo lo que sé es que me preocupa este problema y que quiero mejorarlo. Y habiendo visto lo que he visto, y teniendo esta oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo». Desde luego no es una niña que haga las cosas porque sí, y es una de los pocos actores con su nivel de fama que se ha molestado en ir a la Universidad (Universidad de Brown) y graduarse.
Si todavía no habéis leído el discurso completo de Emma Watson en la ONU, aquí lo tenéis:
Hoy lanzamos la campaña HeForShe. Me dirijo a vosotros porque necesito vuestra ayuda. Debemos intentar movilizar al mayor número posible de hombres y jóvenes para que sean defensores del cambio. No sólo queremos hablar de ello. Queremos intentarlo y asegurarnos de que es tangible.
Me nombraron Embajadora de buena voluntad de ONU Mujeres hace seis meses. Mientras más hablaba de feminismo, más me daba cuenta de que luchar por los derechos de las mujeres se ha convertido demasiado a menudo en un sinónimo de odio contra los hombres. Si hay algo que sé con certeza es que esto tiene que parar. Para que conste: el feminismo por definición es la creencia de que los hombres y los mujeres deberían tener igualdad de derechos y oportunidades. Esta es la teoría política, económica y social de la igualdad de sexos.
Cuando tenía ocho años me llamaron mandona porque quería dirigir una obra de teatro que habíamos organizado para nuestros padres. Cuando tenía 14 años empecé a ser sexualizada por ciertos elementos de los medios de comunicación. A los 15 mis amigas empezaron a dejar los equipos de deporte porque no querían parecer masculinas. A los 18 mis amigos varones ya no podían expresar sus sentimientos.
Decidí que era feminista. Esto no me pareció complicado para mí, pero mis recientes investigaciones me han mostrado que el feminismo se ha convertido en una palabra poco popular. Las mujeres están eligiendo no ser identificadas como feministas. Aparentemente, la expresión es percibida como demasiado fuerte, demasiado agresiva, aisladora, anti-hombre, e incluso poco atractiva.
¿Por qué la palabra se ha hecho tan incómoda? Creo que es un derecho querer que me paguen lo mismo que a mis compañeros hombres. Creo que es un derecho poder tomar decisiones sobre mi propio cuerpo. Creo que es un derecho que las mujeres estén involucradas por ellas mismas en las políticas y decisiones que afectarán su vida. Creo que es un derecho que socialmente se me ofrezca el mismo respeto que a los hombres.
Pero tristemente, puedo decir que no hay ni un solo país en el mundo en el que las mujeres puedan esperar estos derechos. Ningún país del mundo puede contar todavía haber conseguido la igualdad de géneros. Estos derechos están considerados como derechos humanos, pero soy una de las afortunadas.
Mi vida es un privilegio porque mis padres no me quisieron menos porque naciera niña. Mi colegio no me limitó porque fuera niña. Mis profesores no asumieron que llegaría menos lejos porque podría dar a luz a un hijo algún día. Estas influencias son las que me han hecho lo que soy ahora. Pueden no saberlo pero son las feministas involuntarias las que necesita el mundo hoy. Necesitamos más de ellas.
Si seguís odiando la palabra, no es la palabra lo que es importante. Es la idea y la ambición que hay detrás de ello, porque no todas las mujeres han recibido los mismos derechos que yo. De hecho, estadísticamente, muy pocas lo han conseguido.
En 1997, Hillary Clinton dio un famoso discurso en Pekín sobre los derechos de las mujeres. Desafortunadamente, muchas de las cosas que ella quería cambiar siguen existiendo hoy en día. Lo que me llamó la atención es que menos del 30% de la audiencia eran hombres. ¿Cómo podemos lograr el cambio en el mundo cuando sólo la mitad está invitada o es bien recibida para participar en la conversación?
Hombres, me gustaría aprovechar esta oportunidad para extenderos una invitación formal. La igualdad de géneros también es vuestra cuestión. Porque hasta la fecha he visto el papel de mi padre siendo valorado menos por la sociedad por ser padre. He visto a hombres jóvenes sufrir enfermedades mentales, siendo incapaces de pedir ayuda por miedo a que ello les haga menos hombres. De hecho, en Reino Unido el suicidio es la mayor causa de muerte entre los hombres entre 20 y 49 años, eclipsando los accidentes de tráfico, el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. He visto a hombres frágiles e inseguros por lo que se considera éxito masculino. Los hombres tampoco tienen los beneficios de la igualdad.
No hablamos muy a menudo de los hombres presos de estereotipos de géneros, pero puedo ver que existen. Cuando sean libres, las cosas cambiarán para las mujeres como consecuencia natural. Si los hombres no necesitan ser agresivos para ser aceptados, las mujeres no se verán obligadas a ser sumisas. Si los hombres no necesitan controlar, las mujeres no tendrán que ser controladas.
Tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres para ser sensibles. Tanto los hombres como las mujeres deberían sentirse libres para ser fuertes. Es hora de que veamos los géneros como un espectro en lugar de dos ideales opuestos. Deberíamos dejar de definirnos a los otros por lo que no somos y empezar a definirnos por lo que somos. Podemos ser más libres, y esto es de lo que trata HeForShe. Es sobre la libertad. Quiero que los hombres acepten la tarea para que sus hijas, sus hermanas y sus madres puedan ser libres de prejuicios, pero también que sus hijos tengan el permiso de ser vulnerables y humanos, que reclamen esas partes de ellos que habían abandonado, y con ello, sean una versión más verdadera y completa de ellos mismos.
Podréis pensar: ¿Quién es esta chica de Harry Potter? ¿Qué hace en la ONU? Yo también me lo he estado preguntando a mí misma. Todo lo que sé es que me preocupa este problema y que quiero mejorarlo. Y habiendo visto lo que he visto, y teniendo esta oportunidad, siento que es mi responsabilidad decir algo. El estadista Edmund Burke dijo que todo lo que se necesita para que triunfen las fuerzas del mal es que los hombres buenos y las mujeres buenas no hagan nada.
Durante mis nervios por este discurso y mis momentos de duda, me decía a mi misma firmemente: si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo? Si os asaltan dudas cuando una oportunidad se os presenta, espero que estas palabras os ayuden. Porque la realidad es que si no hacemos nada, nos llevará 75 ó 100 años antes de que las mujeres puedan esperar ser compensadas lo mismo que los hombres por el mismo trabajo. 15,5 millones de niñas se casarán siendo niñas durante los próximos 16 años. Y al paso que vamos, no será hasta 2086 cuando todas las niñas africanas de zonas rurales puedan tener educación secundaria.
Si creéis en la igualdad, podéis ser uno de los feministas involuntarios de los que hablaba antes, y por ello os aplaudo. Debemos luchar por un mundo unido, y la buena noticia es que tenemos una plataforma. Se llama HeForShe. Os invito a dar el paso, ser vistos y preguntaros: si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?
Gracias.